¿Bambas, playeras, championes, tenis o deportivas? ¡Mil maneras de llamar a las zapatillas!

Cada punto del mundo tiene su propio vocabulario y manera de nombrar a las cosas. Las zapatillas deportivas es una de las palabras que más difiere si lo escuchas en España, en Latinoamérica o en Estados Unidos. Incluso, dentro de nuestro propio país, hay diferencias regionales a la hora de referirse a este tipo de calzado.

Aquí os dejamos una curiosa lista de los tantísimos nombres  que se utilizan en el mundo para denominar a las zapatillas:

Tenis: es un término muy utilizado en Andalucía y Canarias. En países de Latinoamérica como México o Colombia también se usa.

Bambas: se utiliza sobre todo en Cataluña y Valencia. Pero, ¿de dónde procede el término? ¡Ahí va la curiosidad! Su nombre proviene de una marca de zapatillas, hoy diríamos “clásicas” tipo Victoria o La Cadena,  que en la década de los 50´empieza a comercializar sus productos. Eran unas zapatillas informales para deporte en la España de la posguerra que adoptó el nombre de un noble visigodo: Wamba. El término fue evolucionando hasta hoy que se denomina “bamba”.

 Bambos: los murcianos las llaman así.

 Playeras: aunque lo parezca el término no es relativo a la “playa”. Su etimología proviene del inglés, del verbo jugar: “play”. Se utiliza mucho en el norte y en Canarias.

Deportivas o zapatillas de deporte: La Mancha, Madrid, entre otras muchas zonas de España. Es el término más generalizado.  Las zapatillas (a secas) pueden ser también, por ejemplo, de ballet.

Championes o Champions: se utiliza en países como Uruguay. El origen de la palabra proviene de la marca “Champions”.

Snikers: en EEUU muchos hispanohablantes se refieren a las zapatillas con este término que procede del inglés “Sneakers”.

Pascueras: Valencia. Eran las zapatillas que se estrenaban en Pascua para ir al campo a comer la ‘mona’.

Maripis: palabra por excelencia de Aragón, más concretamente de Zaragoza. No la escucharás en otra región de España.

Alpargatones: Navarra.

Espáis: Santander.

¿Y tú, cómo las llamas?